El cambio climatico en Venezuela

9 May

Normalmente el clima tiene una variabilidad natural en la que se producen eventos extremos tales como lluvias copiosas, sequías y olas de calor que afectan a las regiones mas vulnerables del país, que son, por ejemplo, regiones donde ha ocurrido un desarrollo urbano anárquico en áreas riesgosas, o desarrollos agrícolas en tierras no aptas. El cambio climático esta afectando la variabilidad natural del clima haciendo que se produzcan eventos extremos cada vez más frecuentes y más intensos, y en consecuencia ello hace que se incrementen las pérdidas de vidas humanas y los daños a la propiedad.

Los eventos hidro-climáticos se han incrementado en Venezuela en la última década, y existe la amenaza que en la medida que se acentúe el calentamiento global las pérdidas sean aun mayores, a menos que se adopten medidas para reducir las consecuencias de los eventos, es decir, que se diseñen y establezcan planes de adaptación a las nuevas condiciones del clima.

Pareciera que el ciudadano venezolano esta aun muy ajeno a esta situación, debido a que no ha habido en el país suficiente difusión de información fidedigna acerca de cómo se esta materializando el cambio climático en nuestro país. Muchos venezolanos desconocen que esta situación es una amenaza que se traduce en pérdida de vidas humanas, e impactos sociales y económicos significativos.

Cada uno de los habitantes de este país debe estar informado acerca de los riesgos que corremos, tener conciencia para luego poder actuar en consecuencia. En Venezuela, debido al problema de la escasez de vivienda y al fenómeno de migración desordenada del campo a las ciudades, encontramos numerosas viviendas improvisadas asentadas en terrenos inestables, muy susceptibles a los deslizamientos, y viviendas en terrenos inundables. Esas personas deben saber los riesgos que corren, de manera tal que al momento de la emergencia, cuando las autoridades, los bomberos, les piden que desalojen, es por su propia seguridad y deben acceder a hacerlo. Esas personas deben ser reubicadas, para lo cual los más pobres requieren de la ayuda del Estado, pero también deben poner de su parte.

Barrio de la Ciudad de Caracas

Curiosamente, también existen viviendas de clases sociales que poseen más recursos, construidas en sitios riesgosos, sencillamente por desconocimiento; en tales casos lo recomendable es revisar cuan resistente es la vivienda, hacer una evaluación a ver si se respetaron los códigos de construcción; y si no, evaluar la posibilidad de reforzamiento. Además existe la posibilidad de asegurar la propiedad.

Realmente en nuestro país existe un problema de planeación urbana. Se ha permitido la construcción ilegal en áreas riesgosas y hasta se han otorgado permisos de desarrollo habitacional en tales áreas. El Estado no debería permitir que ello continúe sucediendo. Algunas de las zonas duramente afectadas por el desastre de Vargas se han estado repoblando de nuevo. Un plan de adaptación debería contemplar el desalojo ordenado y progresivo de las áreas más vulnerables, como el área metropolitana de Caracas, Vargas, y los Estados Miranda, Zulia, Anzoátegui y Mérida, quizás debería comenzarse por allí, aunque no deberían descartarse otras regiones, y otro tipo de impactos.

Por ejemplo, los eventos de sequías prolongadas pueden afectar la producción agrícola por escasez de agua y pérdida de humedad de los suelos. El Plan de adaptación en tal caso consistiría en la adopción de políticas de gestión eficiente del agua, sustitución de cultivos, desarrollo de la infraestructura para traer el agua de otras regiones, entre otras. Obviamente que las mejores decisiones serán aquellas que estén debidamente sustentadas por estudios técnicos, y en nuestro país tenemos la capacidad para realizar tales estudios en las Universidades y centros de investigación. Debería existir una política de Estado para orientar estos trabajos, aprovechando de la mejor manera los recursos disponibles para hacerlos

Por otro lado también existe una vinculación entre el calentamiento global y la proliferación de vectores transmisores de enfermedades infecciosas tales como el dengue y la malaria. En nuestro país las estadísticas de estas enfermedades son altas en determinadas regiones, como es el caso del dengue en los Estados Bolívar, Aragua, Carabobo, Lara, y Guárico; y el caso de la malaria en Anzoátegui, Bolívar, Sucre, Delta Amacuro, Monagas y Zulia. Con el aumento de la temperatura estas enfermedades se irán propagando hacia otros Estados.

Represa de Macagua y parque la llovizna en Puerto Ordaz, Venezuela

Otro de los problemas nuevos es el  de los desplazados o refugiados por los efectos del cambio climático, al punto tal que los acuerdos internacionales relativos a los refugiados por diversas causas aun no contemplan el otorgamiento de protección o apoyo para las personas en tal condición, pero se esta trabajando en ello. Naciones Unidas estima que para mediados de siglo puede haber entre 200 y 250 millones de refugiados por la alteración del clima, principalmente en África y Asia. Venezuela siempre ha sido un país generoso y abierto a la inmigración, sin embargo, si se tratase de migraciones masivas, los países solamente podrán aceptar un número acorde con su capacidad para recibirlos.

El mundo entero fijo su atención en la Cumbre del cambio climático realizada en la ciudad de Copenhague el pasado mes de diciembre, muchas de las expectativas no se cumplieron, sin embargo ha quedado sembrado en la conciencia de la población mundial la urgente necesidad de tomar medidas concertadas para reducir las emisiones de gases de invernadero para mejorar la calidad de vida futura de la humanidad y evitar con ellas las graves consecuencias del calentamiento global en términos de los daños a los ecosistemas, reducción de la disponibilidad de agua y de los medios de producción de alimentos y bienes.

Albergamos esperanzas para que en la reunión de Cancún, México, este año 2010, no solo se logre un acuerdo completo y definitivo, con compromisos que reduzcan las emisiones globales de gases de invernadero en 20 a 25% en el 2020 y al menos 50% en el 2050, sino también, que exista la voluntad política de todos los estados y gobernantes del mundo entero de cumplir con lo que pueda ser acordado en esa importantísima reunión.

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