Archivo | junio, 2010

Anexo I Marpol 73/78: La respuesta de la OMI a los retos ambientales actuales (II)

16 Jun

El Anexo I es un documento sustancial y global que trata con gran detalle asuntos como el proyecto y la construcción de los petroleros, equipo a bordo, tuberías y medios de bombeo, la descarga operacional de hidrocarburos por todo tipo de buques, instalaciones de recepción en tierra, limpieza de tanques, planes de emergencia a bordo y el modo en el que un petrolero debe reaccionar en caso de avería. Se trata de la autoridad suprema en cuanto a proyecto, construcción y explotación de los buques que transportan cargas de hidrocarburos.

La enmienda de este anexo permitió acelerar el calendario de retirada gradual del uso de los buques tanque de casco sencillo, con motivo de los graves siniestros de los buques tanque Nakhodka, Erika y Prestige.

Las enmiendas de 1992 a este anexo hicieron obligatorio el doble casco para los petroleros nuevos e introdujeron un calendario de retirada para los petroleros de casco sencillo. Estas enmiendas se revisaron posteriormente en 1997, 2001 y 2003 a consecuencia de los tres siniestros de los petroleros mencionados. Como resultado de ello, con determinadas excepciones atentamente reglamentadas, la navegación de los petroleros de casco sencillo estará prohibida a partir de este año 2010.

Actualmente, se reconoce ampliamente que el Anexo I del Convenio MARPOL ha contribuido en gran medida a una disminución muy apreciable de la contaminación por hidrocarburos, tanto operacional como accidental, causada por los buques. La prescripción de 15 partes por millón para las descargas de sentina de los espacios de máquinas de todos los buques, el procedimiento de lavado con crudos o la norma del doble casco, por citar sólo unos cuantos ejemplos, constituyen una parte importante de este anexo.

En tiempos pasados, en el anexo I, prevalecía el enfoque «correctivo», y sólo se adoptaban disposiciones nuevas e innovadoras cuando tenían lugar casos catastróficos de contaminación. Hoy día el enfoque predominante tiene un carácter preventivo. Es necesario que cuestiones tales como la corrosión de los espacios del doble casco de los petroleros, por ejemplo, se aborden antes de que se produzca el fallo estructural del buque.

Ahora que la primera generación de buques de doble casco se aproxima a  los 15 años, ya empiezan a percibirse los efectos de la corrosión y otros problemas, como la necesidad de mejorar la capacidad y la eficacia del equipo separador de agua e hidrocarburos, para facilitar el persistente problema de la inadecuación de las instalaciones de recepción en tierra y la mejora de las políticas de implantación y aplicación adoptadas tanto por los Estados de abanderamiento como por los Estados rectores de puertos.

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Elementos de un Plan de Contingencias para Derrames de Petróleo

11 Jun

El Estudio de Impacto Ambiental deberá contener un enfoque de los planes de contingencia que el operador pretende implantar a lo largo de la vida del proyecto, con énfasis específico sobre aquellas contramedidas que el operador considera apropiadas para las emergencias ambientales.

El enfoque sobre el planeamiento y las contramedidas de la contingencia ambiental deberá incluir, mas no limitarse, a lo siguiente:

  • Los tipos de emergencias ambientales para las cuales se implementará planes de contingencias.
  • La organización general de respuesta a la emergencia, la cadena de comando y las áreas clave de responsabilidad.
  • Los procedimientos de notificación y reporte internos y externos.
  • La interfase entre los planes y procedimientos del proponente y aquéllos de las organizaciones de gobierno y  de los otros operadores.
  • La capacitación del personal, incluyendo las provisiones sobre ejercicios de respuesta.
  • Los requerimientos de personal y equipo para los diversos tipos de respuesta, incluyendo necesidades logísticas, tiempo de respuesta e inventario de equipo estimado para la vigilancia y el seguimiento del derrame, así como para su confinamiento y limpieza.
  • El estimado de capacidades y/o limitaciones del equipo y las técnicas de contramedidas, incluyendo sus implicancias para la estimación de los efectos.
  • La posibilidad de medidas que incrementen la eficiencia o capacidad de respuesta; por ejemplo, programas de investigación y desarrollo.
  • Las capacidades, el tiempo y la logística de la perforación de pozos de alivio, y de alternativas para los pozos de alivio.
  • La capacidad para montar un programa de monitoreo en caso que se anticipen efectos significativos.
  • Los planes para la disposición de los contaminantes y desechos recuperados.

El plan de contingencias para derrames de petróleo debe contener los siguientes elementos clave:

  • El plan debe reflejar las observaciones de la alta gerencia. Ésta será informada a fin de certificar que apruebe el contenido del plan de contingencias. Personal apropiado de la alta gerencia aprobará y firmará el plan de contingencias. Esto evitará posibles demoras durante la respuesta a un derrame.
  • El plan deberá ser conciso y de fácil lectura y empleo. El plan debe ser “cordial con el usuario”. Sólo se utilizará la información de referencia que se necesite.
  • La evaluación del riesgo servirá de base para identificar potenciales derrames, métodos de respuesta, tiempos de respuesta apropiados y prioridades para la protección y limpieza.
  • El plan debe enfocar todo tipo potencial de derrame, independientemente de su tamaño y ubicación. Debe incluirse en el plan, por ejemplo, la prevención y respuesta a pequeños derrames de tanques de almacenamiento, válvulas y líneas de transferencia.
  • El plan debe proveer información detallada de respuesta a importantes derrames en alta mar.
  • La información del plan debe desarrollarse de acuerdo con las normas y regulaciones gubernamentales.
  • Los nombres de los contactos y números de teléfono, fax, celular y radio deben estar actualizados. Se proveerá información de contacto las veinticuatro horas del día.

  • El plan debe incluir información adecuada y realista sobre prevención, respuesta y limpieza de derrames. Los métodos identificados de respuesta deberán reflejar procedimientos prácticos y disponibles para el operador.
  • Las prácticas de prevención serán identificadas y resaltadas.
  • Se identificará las condiciones para el uso de estrategias de limpieza, tales como confinamiento, uso de equipo de recuperación, incineración en el sitio y uso de dispersantes.
  • Se identificará los pasos subsiguientes de limpieza, tales como transferencia, almacenamiento y disposición.
  • El plan debe señalar individuos que aportarán respuestas, así como adecuada información sobre el destino del petróleo en el ambiente. Se deberá resumir en el plan el comportamiento de los hidrocarburos y el ambiente.

  • El plan debe incluir información adecuada sobre ubicaciones e instalaciones. Asimismo, deberá incluir mapas, planos con el trazado de las instalaciones, capacidad de producción y almacenamiento, tipos y propiedades de petróleo, información histórica sobre vientos, estado del mar, corrientes y otra información sobre el clima.
  • El plan debe incluir consideraciones sobre seguridad.
  • El plan debe hacer referencia cruzada a otros planes relacionados del operador, tales como los planes de respuesta a emergencias.
  • El plan debe identificar al equipo de respuesta a los derrames de petróleo, que consistirá de personal operativo capacitado, preparado y disponible.
  • Se deberá identificar a un coordinador de respuesta a derrames de petróleo, a quien se le encargue la responsabilidad y se le delegue autoridad para dirigir y coordinar las operaciones de respuesta.
  • Se deberá programar, a intervalos apropiados, ejercicios para la familiarización con el equipo de control de contaminación y con los procedimientos operativos.

Planeamiento y Respuesta para Derrames de Petróleo y Químicos

10 Jun

Debido a la preocupación existente con respecto a un posible daño ambiental en el caso de un sustancial derrame de petróleo, gas, productos químicos u otros contaminantes, se deberá llevar a cabo una evaluación detallada de la probabilidad y los efectos potenciales de ciertos escenarios de derrames. Se deberá considerar los escenarios del peor caso, tanto desde el punto de vista de volumen máximo de derrame como de efectos sobre el ambiente. La metodología para dicha evaluación deberá incluir, donde sea práctico, un análisis cuantitativo del riesgo ecológico.
Se deberá considerar derrames hipotéticos en referencia a:

• La probabilidad de ocurrencia, el tipo, la tasa de flujo y duración del derrame.
• Las características, el comportamiento y destino final del hidrocarburo derramado.
• Los potenciales efectos sobre las aves, los mamíferos marinos, peces y otras especies marinas animales y vegetales, los litorales y las instalaciones situadas sobre el litoral.
• Los efectos potenciales sobre la industria pesquera debido a la pérdida de acceso y a la corrupción, o percepción de corrupción, de los peces.

Debe describirse los modelos utilizados para predecir la trayectoria y dispersión del petróleo. Los modelos deben incorporar información oceanográfica y meteorológica, así como los efectos de las alteraciones causadas por los agentes atmosféricos sobre el petróleo crudo. También debe enfocarse las limitaciones en el/los modelo(s) y la(s) base(s) de datos utilizada(s) para definir y probar el modelo. Asimismo, deberá evaluarse el potencial para el transporte y la disposición vía subsuelo de los hidrocarburos derramados, y su alcance.
Se requiere que los operadores proporcionen un Plan de Contingencias y de Emergencias para Derrames de Petróleo como una condición para su debida aprobación.

Evaluación del Riesgo


El operador deberá realizar una evaluación del riesgo de sus operaciones propuestas, a fin de identificar:
• todas las posibles fuentes de derrames;
• el tamaño potencial de las descargas;
• los métodos de respuesta a los derrames;
• el momento para iniciar una respuesta activa a los derrames; y,
• las prioridades de protección y limpieza.

Esta información se podrá preparar e incluir en el Plan de Contingencias. El operador deberá revisar y, de ser necesario, modificar su evaluación de riesgo con periodicidad anual.
No debe haber restricciones sobre la consideración del tipo y tamaño de los derrames. Los tipos sugeridos de derrames son:

• un accidente de un buque-tanque en alta mar;
• las operaciones de descarga del buque-tanque;
• los oleoductos;
• las estaciones de bombeo de los oleoductos;
• los tanques de almacenamiento;
• los derrames que ocurren durante las operaciones de carga de combustible;
• los derrames que ocurren durante los procesos de separación de petróleo/agua;
• la tubería de las instalaciones; y
• las filtraciones de pozos y los reventones.

La evaluación del riesgo se podrá traducir a escenarios de derrames que formarán la base para asegurar que los métodos de prevención, planes de contingencia y niveles designados de respuesta sean los adecuados. Dichos niveles variarán entre operadores; sin embargo, los siguientes son niveles sugeridos:

• Nivel 1: Derrames locales menores, de 0 a 100 barriles (menos de 16 m3)
• Nivel 2: Derrames intermedios, de 100 a 5,000 barriles (16 m3 a 795 m3)
• Nivel 3: Derrames importantes nacionales, más de 5,000 barriles (mayores de 795 m3)

No se debe subestimar el daño ambiental que puede ocurrir por derrames pequeños, particularmente de derrames en tierra provenientes de oleoductos y tanques de almacenamiento.

Los efectos que, se anticipa, han de prevalecer luego de incorporar toda medida práctica de mitigación, deben ser evaluados en términos de su naturaleza, alcance y duración sobre el ambiente. Este enfoque debe incluir una predicción de los efectos esperados de una operación de limpieza, en el caso de ocurrir un derrame de petróleo.

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